ETERNO TIEMPO SENSIBLE

(Hoy, por cualquier motivo, me acordé de ellos *jmmg//).

** Levedad y Sueño **

Él, de Jan Mayen, una isla donde el Mar de Groenlandia. Ella de Sicilia, habitando en montaña, Mar Mediterraneo. Los conocí por separado. Primero a él, después a ella porque fue el viejo quien me dio las bases para llegar donde vivía, me pillaba cerca y por casualidad quise visitarla. Tenía Noventa años. Hoy no sé nada de ella. Tampoco de él, ya no tengo posibilidad de verle, seguro. Pero sé que fueron fieles siempre. Me lo dijeron. Y comprendí la brevedad del Ser , en aquella cuestión y parcela de vida  mágica sentida. (Islas del Pacífico.).

         A él, le ponemos Él, por ejemplo. A ella Ella, también por ejemplo, sus nombres no me bastan para sentirles, de hecho ni los recuerdo pero, lo importante es, que los llevo.

                   **Richard Stovinky

Dos corazones escondidos

pasan largos veranos

ahogando el aire que llama

y entra, despacio; 

guardado.

Recuerdan cuando corrían,

¡¡ cuántas miserias 

recolectaron !!,

supieron más

de lo que ellos

deseaban, pensaban y querían.

Dos corazones esperan

en la paz de una montaña,

se dejaron de pensar

para fuera,

porque dentro

les pensaba

el bienestar de sus lamentos,

tabaco en nácar,

Caoba y Albahaca 

y entre todos los rincones

esparcidas sus palabras.

Dos corazones,

a la luz del alba,

donde dicen ser los dueños

de las brumas de montañas.

Sólo son dos pobres viejos

niños útiles, en Pascua,

cuando les llamaba madre,

Luna, Cielo, zanja

para cultivar lo bueno

dando el pan

para el mañana.

Pero, ¿ cuándo

confundieron sus caminos?.

Desde aquí, hay un sólo

corazón sombrío,

pero dos corazones sueñan

al amparo de un delirio,

¡¡ que pudieron descubrir

otra vida !!..., otro sitio,

y no vencer las tentaciones,

construyendo un mismo puente

porque hoy

dos corazones sueñan,

uno, donde el nácar nace;

en el centro de una brecha

de marina tierra dulce

para el bien de la cosecha.

Y mientras,

Ella mueve el estofado

con el pulso de mil años,

piel, ¿ qué piel ?, ¡¡ duro Nácar!!,

disfrazado en avellana

como los ojos de Él,

aquellos que le perdían

cuando la luna les daba

azulados estallidos blancos

que mezclado con misterio

sólo ella, hacía temblarlos.

¿ Dónde se fue el corazón

de las cosas bendecidas ?

Ella, come el estofado,

él, mira a la deriva

de su mar; 

azul; 

quebrado

donde al fondo, a la derecha

siempre a ella resucita

y es,

cuando se dice

que a las cuatro, la marea

pulsa el eco con la tierra

y en la sal

abono fértil,

y a lo lejos dos estrellas.

    **Richard Stovinky™Spain 03/20.malag.